lunes, 21 de diciembre de 2015

Serguéi Shtemenko


Serguéi Shtemenko (1907-1976)
   De origen cosaco, ingresa en el Ejército Rojo después de la muerte de Lenin (1924). Solo tiene diez años cuando se produce la Revolución de Octubre y no participa, por tanto, en la guerra civil. Sin hechos de armas, su carrera militar no pasa de lo normal: a los treinta años solo tiene el nivel equivalente a comandante y manda un batallón de instrucción de tanques pesados en el Distrito Militar de Kiev. En 1938, recién casado, se encuentra a gusto en ese apacible destino, por lo que recibe con fastidio la noticia de que, a propuesta de su coronel, ha sido seleccionado para ingresar en la Academia del Estado Mayor General abierta dos años antes. Intenta por todos los medios revocar la orden, pero así es el proceso de selección establecido, y Shtemenko se ve obligado a trasladarse a Moscú. En la academia se ponen de manifiesto sus grandes cualidades para el trabajo de Estado Mayor: capacidad de análisis, mente organizada, resistencia fisica y emocional, excelente memoria, paciencia, buen carácter, aptitud para redactar a vuelapluma órdenes e informes claros y concisos. Tanto es así que, al terminar los cursos, es destinado a la Dirección de Operaciones del Estado Mayor General, del que ya no sale hasta la muerte de Stalin (1953).
El régimen de promociones de Stalin no tiene nada que ver con el de los ejércitos tradicionales, en los que, salvo ascensos por hechos extraordinarios, las carreras, hasta el empleo de coronel, se han venido rigiendo por el inamovible principio de la antigüedad. Pero una cosa es la consigna de Stalin: «Buscad y encontraréis»; y otra, bien distinta, que Stalin dé su bendición al encontrado. Un jefe descubre un nuevo valor, le lleva, con cualquier pretexto, a presencia de Stalin y le hace presentar un determinado informe. Si Stalin queda bien impresionado, la «maniobra táctica de aproximación» ha dado resultado; en caso contrario, el presentador, como mínimo, es acusado de incompetencia. De esa forma, Sháposhnikov descubre e introduce a Vasilevski, y este, en agosto de 1942, recién nombrado jefe del Estado Mayor General, hace lo mismo con Shtemenko. Stalin queda tan satisfecho que acepta la propuesta de Vasilevski de nombrar al recién llegado, que solo tiene treinta y cinco años, segundo jefe de la Dirección de Operaciones: de hecho, responsable real de la misma, ya que quienes la mandan oficialmente se suceden uno tras otro, con intervalos de semanas, hasta la llegada deAntónov. Este confirma a Shtemenko en el puesto, y ambos forman parte, con Zhúkov y Vasilevski, del formidable quinteto que encabeza Stalin para la conducción de la guerra.

   Las memorias de Serguei Shtemenko son una fuente inagotable de in formación sobre aquellos años. En sus páginas se describe el día día de los colaboradores de Stalin, sometidos a un régimen de trabajo despiadado: más de dieciséis horas diarias, siete días a la semana, dura prueba de resistencia física y mental, que pocos resisten en el Estado Mayor. Shtemenko se hace cargo formalmente de la Dirección de Operaciones al ser nombrado Antónov jefe del Estado Mayor General, puesto que él mismo ocupara después de la guerra. Cuando esta termina, Shtemenko solo tiene treinta y ocho años, y ya es, como Antónov, general de Ejército. Por negarse a criticar a Stalin,Jruschov le degrada en dos rangos. Brézhnev le devuelve sus estrellas y le nombra jefe de Estado Mayor del Pacto de Varsovia.

   En agosto de 1942 los ejércitos alemanes, venciendo la tenaz resistencia de las tropas soviéticas, avanzaban simultáneamente hacia Cáucaso y el Volga. Dos jóvenes coroneles —uno de ellos Shtemenko que estaban a cargo de ambos sectores en el Estado Mayor Gener recibieron una noche la orden de presentarse en el Kremlin con sus mapas de operaciones. Era la primera vez que iban a informar en Gran Cuartel del Mando Supremo, y estaban bastante nervios cuando entraron en el despacho de Stalin. Este paseaba con tranquilidad por la habitación.
Pueden informar primero de la situación en las proximidades de Stalingrado? —les preguntó.
   Cuando su compañero terminó, Shtemenko hizo lo mismo sobre la situación en Transcaucasia. Después de sus informes, Stalin sometió a un minucioso interrogatorio: estado de las tropas; abastecimiento de material y demás suministros a las mismas; líneas a las que se replegaban; localización y cuantía de las reservas; refuerzos posibles incluso trasladando divisiones de Asia Central y de Iran.
Resultado de imagen de shtemenko   Ambos estaban al tanto de todo en sus respectivos sectores y pasaron meritoriamente el examen. A punto de levantar la sesión, Stalin, itisfecho, sin dirigirse a nadie en concreto, dijo:
   —A estos coroneles tendrán que llevárselos cuando emprendan e1 viaje.
   ¿De qué viaje hablaba? Shtemenko y su camarada, por supuesto, no lo preguntaron, y nadie se ocupó de saciar su curiosidad. Al cabo de unos días, Bodin, entonces director de Operaciones —víctima, dos meses más tarde, de un ataque aéreo— dijo a Shtemenko:
   —Prepárese. Esta noche, a las cuatro de la madrugada, saldremos para el aeropuerto. No olvide llevar un código y traiga alguno de los oficiales que trabajan con usted.
   Poco tenía que preparar.Vivía donde trabajaba, en el Estado Mayor General, y conocía al detalle todo lo referente a su sector. A la hora prevista, salieron para el aeropuerto en el coche de Bodin. Volaron a través de Asia Central, ya que la línea directa estaba bajo control alemán; cruzaron el Caspio la noche siguiente hasta Bakú y tardaron casi veinte horas en llegar a Tifus. Durante más de un mes, Shtemenko siguió en el Cáucaso un «seminario Stalin» en toda su Intensidad: realizaba labores de organización y coordinación en las diversas unidades; participaba en la toma de decisiones; recababa noticias exhaustivas de la situación en cada momento y redactaba a diario varios informes para el Cuartel General.Y todo ello, sin abandonar sus responsabilidades en el Estado Mayor, con el que estaba en contacto permanente. Dormía menos de cuatro horas diarias; solo pudo hacerlo a pierna suelta durante el largo vuelo de regreso a Moscú.


Semanas antes de que la batalla de Stalingrado terminase con la rendición de von Paulus, el Ejército Rojo había lanzado una gran ofensiva para expulsar del Cáucaso a los alemanes, Estos, ante la amenaza  de verse rodeados, empezaron a retirarse precipitadamente, abandonando abundante material y destruyendo todo a su paso. Stalin había cogido gusto a los cercos, quizá como revancha por haberlos sufrido él mismo, con enormes pérdidas, al comienzo de la guerra; y un día, a primeros de enero de 1943, telefoneó al Estado Mayor General. «Escriba y transmita al jefe del Frente», dijo a Shtemenko, y comenzó a dictarle lentamente, midiendo con esmero sus palabras:
    El enemigo se retira del Cáucaso Norte incendiando los depósitos y volando los caminos. El Grupo Norte de Máslennikov [debe] perseguir al enemigo sin presionarle mucho. No nos conviene rechazarle frontalmente. [...] Nos favorece más retenerle y cercarle.
   
Dictó otros varios párrafos y termino, repitiendo que el objetivo era «embotellar al grupo de tropas enemigo a fin de hacerlo prisionero o aniquilarlo». Tres días después, la operación no se desarrollaba según lo previsto, y Stalin, enfurecido, dictó a Shtemenko un duro telegrama para Máslennikov:
   Usted se ha alejado de sus tropas y ha perdido el contacto con ellas. No está excluido que, con tal desorden y falta de enlace, [ ... ] sus unidades móviles puedan ser cercadas. [ ... ] Esto es inadmisible. Le ordeno restablecer el enlace [ ... ] y, regularmente, dos veces al día, informar al Estado Mayor General de cómo está la situación en su Frente. Usted responde de ello personalmente.
Stalin sabía que Shtemenko era buen amigo de Máslennikov y, cuando terminó de dictar, le preguntó secamente qué pensaba de su camarada. Shtemenko, a su vez, conocía que Stalin era comprensivo
con los jóvenes generales, en espera de que sus errores les sirvieran de lección; y le contestó, inconscientemente, con las mismas palabras que aquel empleaba para justificar su paciencia:
   —Está aprendiendo.
   Stalin soltó un gruñido y colgó. Pero, a la mañana siguiente, después de recibir de Shtemenko el primer parte de novedades, que confirmaba los riesgos de la operación, Stalin le dictó un nuevo telegrama —benévolo a su manera— dirigido al Consejo Militar del Frente:
   «Presten atención a Máslennikov, que ha perdido el contacto con sus tropas, no las dirige y nada en un mar de confusiones».
Máslennikov nunca estuvo a la altura de las expectativas: ni en el Cáucaso, donde los alemanes lograron evitar el cerco pretendido por Stalin, ni en otras operaciones posteriores.Y Stalin, que nunca olvidaba nada, reprochaba con soma a Shtemenko una y otra vez su categórica respuesta:
—Conque aprendiendo, ¿eh?

   

   Stalin solía invitar a cenar a quienes convocaba de noche en la llamada «dacha cercana», a las afueras de Moscú. Los camareros llevaban al comedor todo lo necesario y desaparecían sin pronunciar palabra. En la mesa estaban colocados los cubiertos, el pan, la bebida y algunos aperitivos. Stalin odiaba las conservas y los embutidos, que, por tanto, quedaban excluidos. Las sopas y los platos principales se hallaban en una mesa adosada a la pared. Stalin se acercaba, miraba el contenido de fuentes y soperas, se servía y llevaba su plato a la mesa. Los demás comensales hacían lo mismo sin distinción de rangos.
En la mesa, frente a Stalin, había siempre un bonito frasco de cristal lleno de un líquido incoloro. Bebía habitualmente vino seco georgiano, que él mismo se servía de una botella con la etiqueta escrita a máquina; llenaba a medias su copa y la completaba con lo contenido en aquel frasco. Shtemenko tenía gran curiosidad por conocer qué mezclaba Stalin con el vino. ¿Se trataba de un vodka especial para reforzarlo? Era dudoso porque la mezcla de vodka y vino es muy dañina, pero, como es obvio, nunca osó tocar la garrafa de Stalin.
Cierta noche Shtemenko llegó el último a la mesa por estar al teléfono. Cuando entró en el comedor, su sitio habitual estaba ocupado, y Stalin le indicó una silla libre a su lado.Y una delas  veces que el vozhd se levantó para servirse, Shtemenko no pudo resistir la tentación, echó mano del frasco y llenó una pequeña copa. ¿Cuál no sería su sorpresa al descubrir que se trataba de agua muy fría? Bien por haber visto el frasco ligeramente desplazado del lugar en que lo había dejado, bien por observar la confusion de Shtemenko, Stalin se dio cuenta de la travesura. Miró a Shtemenko como a un niño cogido en falta, hasta hacerle enrojecer, ,y le dijo con sorna al oído:
—Es muy fuerte, ¿verdad?
 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

LA GRAN CONSPIRACION CONTRA RUSIA

LA GRAN CONSPIRACION CONTRA RUSIA
Michael Sayers y Albert E. Kahn
2ª edición, Diciembre, 2015
370 paginas
PVP:18 euros

Jon Odriozola sobre "la gran conspiración contra rusia":

Encomiable y valiente el esfuerzo de la editorial TEMPLANDO EL ACERO reeditando La gran conspiración contra Rusia de los autores americanos Michael Sayers y Albert E. Kahn,libro que vio la luz por primera vez en 1948,tres años después de acabada la II Guerra Mundial y ya en los prolegómenos -Churchill mediante- de la Guerra Fría.
Encomiable,decimos,porque no estamos delante de la reimpresión de un "clásico" que el público reconoce igual que una buena película intemporal y ageneracional,sino,por el contrario,de una especie de "incunable" -un tesoro semioculto- que apenas pocas personas de ideas avanzadas sabían de él.Como en "Farenheit 451",se diría que lo memorizaron para transmitirlo a lo más progresista de la humanidad.
Hemos conocido -y padecido- la interminable y endémica profusión de esquemas y clichés antisoviéticos ergo anticomunistas ad nauseam y lo que te rondaré.Y también los textos que blasonan de "antiestalinistas" -algo de mucho mérito,se supone- que,en realidad,no son otra cosa que filfa antileninista. Y es que los comunistas ignoramos qué cosa sea el fenómeno que da en llamarse -por la historiografía burguesa inclinada y dada a los "ismos"- "stalinismo" (con ese líquida suena más feroz la cosa). Tal vez sea imprescindible estratificar la Historia en ismos para mejor comprenderla y estudiarla,no lo negamos,pero rechazamos como inaceptables cierto ismos prefabricados y cocinados en alquitaras y alambiques contrarrevolucionarios o que obedecen al sistema (capitalista) con fraseología seudorrevolucionaria.
Valiente,decimos,y meritorio también,en tiempos siempre difíciles para movimientos antifascistas en no importa qué coordenada y abscisa histórica bajo la explotación capitalista y que aspire a tumbarlo y no a reformarlo ni maquillarlo,esto es,a mandarlo al museo de la historia junto con la rueca.
Hay en este libro,creo yo,demasiada verdad como para que pueda ser soportada lo mismo por el enemigo,que va de suyo,que por quien se dice amigo de la clase obrera y no es otra cosa que un traidor infiltrado en sus filas,consciente o no. Este libro no les gustará ni un pelo.Y ello,repetimos,por "insoportable".Si de ellos dependiera,seguiría en el limbo.Un lugar donde la verdad no es ni revolucionaria ni contrarrevolucionaria,simplemente no es.Lo que existen son las "versiones".Y esta -ya que no han podido evitar que se publique- sería "una más",igual que el marxismo sería una "filosofía" más en el súpermercado de las ideologías donde uno elige modelos de corbatas.
Es una suerte -que debemos a esta briosa editorial- poder contar con esta gema de libro que nos desacostumbra al mal hábito de la pereza de dar por buena la versión de la ideología dominante y su historiografía predominante.Narrado,además,importa decirlo,con el mejor estilo del periodismo norteamericano -porque lo hubo y fueron vanguardia- de entreguerras con John Reed a la cabeza.Pásalo.

jueves, 10 de diciembre de 2015

EL ESTADO MAYOR GENERAL SOVIETICO DURANTE LA GUERRA Serguei Shtemenko

EL ESTADO MAYOR GENERAL SOVIETICO DURANTE LA GUERRA
Serguei Shtemenko
1ª edición, Diciembre, 2015
464 paginas
18 euros
24×14 cms.
Cubierta a todo color, con solapas y plastificada brillo.


En los últimos años el interés por la II guerra mundial ha revelado una eclosión editorial especializada en asuntos militares.
Tras años de univoca información procedente de fuentes anglosajonas acompañadas de rugosas y exaltadas memorias nazis con publico fiel y de culto, poco a poco pero gota a gota se van abriendo paso los auténticos vencedores de la contienda.
En este caso, el valor del testimonio de Shtemenko había quedado relegado a las academias militares y a los historiadores profesionales por su rigurosidad y esclarecimiento técnico.
No en vano nos revela como se dirigió la Guerra desde las entrañas del máximo órgano militar, la Stavka, al frente de la cual el Vozh Stalin compartía con Shtemenko un alto nivel de actividad organizativa durante decenas de meses, casi sin dormir, en la dura batalla contra Hitler.
Shtemenko nunca oso importunar la memoria de Stalin con el cambio de aires a costa de su degradación militar que fue ordenada por Jruchov.
Sin duda un relato, el suyo, imprescindible para conocer, estudiar y disfrutar de las hazañas soviéticas en la Gran Guerra.



INDICE

Al lector 10

EN VISPERAS DE LA GUERRA 12

Un camino que yo no elegí. Mis preceptores y condiscípulos de la Academia del Estado Mayor General. Campaña liberadora en Ucrania Occidental. Mis prácticas en la Dirección de Operaciones. Me destinan al Estado Mayor General. Mayo-junio de 1941. La noche trágica. Meditaciones acerca de nuestra preparación para la guerra. Estado de las Tropas Mecanizadas. Aviación. Marina de Guerra. Preguntas, que con frecuencia no tienen respuesta.

DIAS DE AMARGURAS Y ESPERANZAS 37

El Estado Mayor General trabaja sereno. No es culpa, sino desgracia para los oficiales de operaciones. La dirección Suroeste. Primeros bombardeos aéreos de Moscú. La Dirección de Operaciones se traslada al Metropolitano. Uno de los meses más difíciles de la guerra. La aportación de Viazma y Tula en la defensa de la capital. La tradicional parada militar de Octubre. Balances del primer semestre de guerra. Mis entrevistas con B. Sháposhnikov.

TEMPESTAD EN EL SUR 60

Estabilización del frente; las perspectivas. Pronósticos fallidos. Acontecimientos en Crimea. Medida de responsabilidad. Ofensiva en las cercanías de Járkov. Apreciaciones contradictorias. Una desgracia nunca viene sola. “En la guerra más vale la habilidad que el número de combatientes”. Una orden interceptada. La dirección de Vorónezh. La situación se agrava. Un nuevo frente, el de Stalingrado.

EN VISPERAS DE LA BATALLA DE STALINGRADO 92

¿Dónde esperar el golpe principal del enemigo? Se agrava la situación en el curso medio del Don. El Jefe Supremo advierte: el peligro, en el flanco derecho del frente. A. Vasilevski entre las tropas. La orden “¡Ni un solo paso atrás!”. Los estrategas hitlerianos dividen sus fuerzas en dos. No se aprueba el proyecto de directiva sobre las causas de la derrota sufrida en el sur. Oficial del Estado Mayor General informa de la situación en Stalingrado. El Gran Cuartel General y el Estado Mayor General analizan la situación. “Hay que buscar otra solución”. Historia de la idea de la derrota del enemigo en Stalingrado. El plan de operacion.

EL PUNTO DE VIRAJE 119

Amenaza al Cáucaso. Mi primer informe en el Gran Cuartel General. Comisión de servicio a Transcaucasia. Cerrar a cal y canto los puertos en la montaña. Un baluarte en el litoral del mar Negro. Detenido el enemigo. Indicios de ofensiva en el Cáucaso del Norte. La atención del Alto Mando se centra en el grupo de tropas del mar Negro. ¿No convendría crear un ejército de caballería? El plan “Montañas” y el plan “Mar”. La plaza de armas de Tamáñ. Dos desembarcos cerca de Novorossiisk. El mariscal G. Zhúkov en el Kubán. La quiebra de la Línea azul.

SEGUNDO INVIERNO DE GUERRA 156

Desastre del 2 Ejército alemán. La operación “Estrella”. Preocupaciones por las reservas. Cálculos y errores. Cambios en la dirección estratégica central. Final del saliente Rzhev-Viazma. Formación del sector norte del Arco de Kursk. Nuevas complicaciones en el Frente de vorónezh. Formación del sector sur del Arco de Kursk. Balances de la campaña invernal 1943



DEL ESTADO MAYOR GENERAL 174

De los “apresuramientos” al trabajo sistemático. A. Vasilevski y A. Antónov. Mis compañeros de servicio. El núcleo de trabajo de la Dirección de Operaciones. El ciclo cotidiano de trabajo. Informe matinal al Jefe Supremo. El informe vespertino. Desplazamientos nocturnos al Gran Cuartel General. El Cuerpo de oficiales del Estado Mayor General. Acerca de quienes encabezaban los EE.MM. de los frentes.

ANTE LA BATALLA DE KURSK 205

¿Dónde y cómo resolver los objetivos principales de la campaña de verano: defenderse o atacar? Propuesta de G. Zhúkov. Opinión del mando del Frente Central. Plan nexible de N. Vatutin. Decisión del Gran Cuartel General del 12 de abril de 1943. El Frente de reservas estratégicas. Plan “Kutúzov”. Se esboza un plan de contraofensiva. Operaciones aéreas. Tres avisos a las tropas. El enemigo emprende la

DESDE KURSK HASTA KIEV 227

La “Ciudadela” se derrumba. Dificultades en el sector de Oriol. Final del nudo de Mtsensk. El 3 Ejército de tanques de la Guardia maniobra. Hitler dialoga con el general Warlimont. ¿Cercar o no al enemigo? El plan “Caudillo Rumiántsev”. Peligro en las proximidades de Ajtirka. Stalin a Vatutin: “Le ruego no desperdigar las tropas ni dejarse seducir...”. La variante de Bukrín. Nuestro error. El Jefe Supremo cambia su decisión. Kiev liberado.



VIAJE A TEHERAN 247

Nueva misión. Del tren al avión. En la capital de Irán. Adiciones al plan “Overlord”. Roosevelt apoya a Stalin. Nuestros compromisos ante los aliados. Churchill y su mapa de Yugoslavia. Contrastes de Teherán. Se planea la campaña para la primera mitad del año 1944. De la ofensiva por todo el frente al sistema de golpes sucesivos.

EN CRIMEA 260

Idea y variantes de la operación. Propuesta de A. Vasilevski. Decisión definitiva. Acompaño a K. Voroshílov al Ejército del Litoral. La cabeza de puente de Kerch. Conversaciones con los marinos, protocolo con diez firmas y la reacción que provocó en Stalin. Los reptadores. Intrepidez de las fuerzas de desembarco. Sustitución inesperada del Comandante del Ejército. Informo en el Gran Cuartel General, Regreso de nuevo a Crimea

“BAGRATION” 288

Balances de la ofensiva del invierno de 1943 y pronósticos para el futuro. Se divide el Frente Oeste. I. Cherniajovskí e I. Petrov. Camuflaje operativo. G. Zhúkov coordina las acciones de los Frentes 1 y 2 de Bielorrusia. A. Vasilevski en los Frentes 3 de Bielorrusia y 1 del Báltico. La artillería y los tanques en la operación de Bielorrusia. Ataques aéreos. Peculiaridades de la dirección de las tropas. El fin corona la obra.

EN LOS FRENTES DEL BALTICO 322

Regreso a Moscú. Una mirada al pasado. Nuevos proyectos. El problema de “los padres y los hijos”: acompaño al mariscal S. Timoshenko. En la tierra de Pushkin. Informe desafortunado de Meretskov. En vísperas de operaciones decisivas. Desde las riberas del Narva. Góvorov. La lucha por Shiauliai y el ataque a Bagramián. El acorralamiento de Curlandia.



LA ÚLTIMA CAMPAÑA 359
El Año Nuevo en la quinta de Kúntsevo. Distracción de las fuerzas del enemigo hacia Prusia Oriental y hacia el sur. Se nombra a Zhúkov Comandante del 1 Frente de Bielorrusia. Stalin asume la coordinación de acciones de cuatro frentes. ¿Fue o no posible la ofensiva ininterrumpida sobre Berlín? Cómo Churchill excitaba el apetito a los norteamericanos. Reunión en el Gran Cuartel General el 1 de abril de 1943. La capitulación

DESASTRE DEL EJÉRCITO DEL KUANGTUNG 387

El Primer ministro inglés visita a nuestro Jefe Supremo. Concentración de tropas en las fronteras del Extremo Oriente. El Ejército del Kuangtung, sus fuerzas y disposición. ¿Será posible la sorpresa? Rodión Malinovski es llamado al Gran Cuartel General. La Conferencia de Potsdam y sus ecos. El secreto se filtra fuera del E.M.G. Sonó la hora. Atrevidas acciones de los desembarcos aéreos. La capitulación de Alemania.

A LOS VENCEDORES Y HEROES 425

El Partido y el pueblo glorifican a quienes se lo merecieron. Acerca de las primeras condecoraciones y de las primeras unidades de la Guardia. Primera orden de felicitación. Las salvas de saludo en Moscú, su historia y continuación de las tradiciones. El Desfile de la Victoria. Recepción en el Gran Palacio del Kremlin. Un recuerdo a los jefes militares.